Tratamiento y control de los niños celiacos
Una dieta sin gluten es la única forma de controlar la enfermedad celiaca
La enfermedad celiaca se caracteriza por una intolerancia al gluten y el único tratamiento a seguir para que los niños afectados puedan vivir una vida larga y normal es seguir una dieta libre de gluten. Cualquier comida con gluten causará daño a su intestino delgado cambiando la arquitectura de sus paredes e impidiendo la absorción de nutrientes.
En cambio, cuando se elimina el gluten de la dieta, el intestino delgado empieza a curarse y la salud general del paciente mejora considerablemente, dependiendo claro, de la intensidad del daño intestinal que se haya producido anteriormente. Al principio, los síntomas más básicos pueden tardar en remitir.
Un intestino delgado sano para el niño celiaco
La respuesta serológica o desaparición de los anticuerpos específicos con la instauración de la dieta sin gluten, puede tardar meses o años en función de los casos. Esto pone de relieve que el grado de sensibilidad al gluten es individual para cada paciente celíaco. La curación completa, en el caso de las personas mayores, puede tardar hasta dos años.
Cuanto más joven sea la persona, más rápida será la curación. Normalmente, en un plazo de tres a seis meses el intestino delgado estará curado, con las vellosidades intactas y funcionando perfectamente. De todas formas, necesitará un control más profundo por parte del médico, quien determinará el uso o no de suplementos específicos para corregir alguna deficiencia nutricional. El tiempo que puede tardar un celiaco en tener de nuevo un intestino sano y normal depende de:
- La edad
- El estado de salud y historial médico
- La fase de la enfermedad
- La tolerancia a determinados medicamentos o terapias
- Sus expectativas para el tratamiento
- Su estado de ánimo, opinión o preferencia
La dieta sin gluten, el único tratamiento
La dieta sin gluten es el único tratamiento eficaz de la enfermedad celíaca. La exclusión del gluten permite la recuperación de la arquitectura normal de la pared intestinal y de su función. La dieta sin gluten está libre de efectos secundarios y no requiere suplementación alguna. La dieta sin gluten revierte, de forma gradual, la lesión histológica intestinal y, poco a poco, van desapareciendo progresivamente los anticuerpos específicos y la sintomatología clínica.
Un celíaco correctamente diagnosticado y fiel a la dieta sin gluten, es una persona con un intestino normal, que no necesita suplemento nutricional ni medicación. En ausencia de complicaciones y enfermedades asociadas, no tiene porqué realizar más controles médicos que los habituales en la población general. La realización de un control analítico anual, con inclusión de un hemograma, con una bioquímica general, transaminasas, ferritina y marcadores de celiaquía, no está pautada en ningún protocolo, pero se considera un control justificado desde el punto de vista preventivo.
La dieta es la única forma de tratar la enfermedad celíaca. Para adaptarse a ella, son necesarios algunos cambios en el estilo de vida como estar pendiente de todo lo que se va a ingerir de un modo general. Es recomendable leer las etiquetas de las comidas para identificar ingredientes que contienen gluten y optar por los productos sin gluten que existen en el mercado.
Riesgos de la ingesta de gluten para el niño celíaco
La presencia de gluten en la dieta, aunque sea en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de padecer graves efectos secundarios a largo plazo, como por ejemplo, anemia por deficiencia de hierro, osteoporosis, talla baja, insuficiencia del páncreas y deficiencia de vitaminas y minerales, entre otras.
Síntomas de un niño celíaco
Los síntomas de la enfermedad celiaca son distintos en cada niño
Resulta difícil establecer un cuadro sintomático de la enfermedad celiaca, ya que la dolencia afecta a las personas de distintas formas. Algunos pueden desarrollar la intolerancia al gluten en la infancia y otros no manifiestan la enfermedad hasta la edad adulta. Sus manifestaciones clínicas y funcionales son muy variables y, por eso, una persona aparentemente sana puede padecer de esta enfermedad sin saberlo.
Molestias de la enfermedad celíaca
Los síntomas también se diferencian cuanto a las molestias. Al inicio de la enfermedad, algunas personas pueden tener constantes diarreas y dolores abdominales, mientras que otras sólo presentan irritabilidad, ansiedad, falta de energía o depresión. En ciertos casos, sólo se detecta la enfermedad cuando se manifiestan los síntomas después de una intensa tensión emocional, tras una cirugía o después de una lesión física o una infección.
En todo caso, la enfermedad celíaca suele provocar síntomas como diarrea, flatulencia excesiva, cansancio, pérdida de peso y, durante la infancia, se puede notar un retraso en el crecimiento en los niños. No obstante, cada persona puede experimentar los síntomas de una forma distinta.
Síntomas más comunes del niño celíaco
Los síntomas que presentan los niños con intolerancia al gluten son variados. Sin embargo, no tienen por qué aparecer todos a la vez y es posible que el niño sólo se vea afectado por algunos.
– Diarrea crónica o estreñimiento
– Pérdida de peso, a pesar tener buen apetito
– Gases y cólicos intestinales
– Heces malolientes y pálidas
– Retraso en el crecimiento
– Fatiga, debilidad y falta de energía
– Anemia
– Repetidos dolores abdominales
– Hinchazón abdominal
– Calambres musculares
– Dolores en los huesos y articulaciones
– Sensación de hormigueo y adormecimiento de las piernas
– Erupción dolorosa en la piel
– Osteoporosis
– Infertilidad
– Defectos en el esmalte dental
Es importante resaltar que estos síntomas pueden estar causados por otros tipos de enfermedades. Para confirmar una posible enfermedad celíaca es necesario realizar análisis diagnósticos más profundos. Por eso, siempre es recomendable consultar al médico para realizar el diagnóstico. Los síntomas también pueden varían según la edad. En los niños, por ejemplo, se puede detectar la intolerancia al gluten cuando se introduce la papilla en su alimentación. Los niños suelen estar más irritables, y se puede percibir una pérdida de peso y de talla. Normalmente, presentan brazos y piernas finas y una barriga más abultada.
Un estudio genético detecta las intolerancias alimenticias del bebé
Ahora ya podemos saber si nuestro bebé será intolerante o no a la lactosa antes de que pruebe la leche, que afecta al 7,5 por ciento de los recién nacidos o al gluten antes de que tome su primera papilla de cereales, una intolerancia que afecta a una de cada 350 personas en el mundo.
Y es que una nueva prueba genética nutricional, que consiste en la extracción de una muestra de la sangre del cordón umbilical obtenida en el momento del parto, permite detectar si el niño desarrollará algunas de las intolerancias alimentarias más comunes.
Síntomas de la intolerancia alimenticia
Si los resultados son positivos, se podrán iniciar medidas preventivas y si son negativos se podrán introducir nuevos alimentos en la dieta del bebé con la tranquilidad y la seguridad de que van a ser bien tolerados.
Esta prueba genética no supone ninguna molestia para la madre ni para el bebé puesto que el análisis se realiza a partir de la sangre, que se extrae en el momento del parto del cordón umbilical, y proporciona una información muy importante y útil durante los primeros meses de vida del bebé, que es cuando pueden salir a relucir los problemas asociados a las intolerancias alimentarias cuando empieza a abandonar la lactancia materna.
Así, teniendo en cuenta que alrededor del 10 por ciento de los niños pueden presentar alguna intolerancia a alimentos básicos durante el periodo infantil, los resultados de este estudio genético pueden ser de gran utilidad para las familias.
Con este diagnóstico precoz, se pueden iniciar con anticipación los tratamientos preventivos adecuados, como por ejemplo, retrasar o evitar la ingesta de los alimentos que puedan ser mal tolerados.
Marisol Nuevo.
Pediatra