EDUCAR PARA QUE NUESTROS NIÑOS PARTICIPEN EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD MEJOR, LLENA DE PAZ Y BUENOS SENTIMIENTOS.
Trabajar en el primer Ciclo de infantil “La Educación para la Paz” ha sido uno de los principales objetivos que nos hemos planteado todo el equipo educativo de la Escuela infantil Municipal “Mafalda y Guille” de Valladolid.
Creemos que se trata de un proceso que debe estar presente en el desarrollo de la personalidad de nuestros alumnos y, por tanto, debe ser continuado y permanente. Educativamente pretendemos favorecer la adquisición de
calores, conocimientos, habilidades y comportamientos necesarios para que nuestros alumnos entienda la importancia de convivir en el respeto y la igualdad. Todo ello aparece reflejado en el plan de convivencia que el
personal docente de la escuela ha elaborado dentro del Proyecto Educativo.
Pero, ¿cómo conseguir todo esto? A través de una metodología lúdica, ya que en estas edades el juego es la principal herramienta de aprendizaje. Así, aprovechamos la conmemoración el 30 de enero del Día escolar de la Paz y la No Violencia, para desarrollar una serie de actividades encaminadas a conseguir nuestro objetivo. Comenzamos la semana explicando a los niños la importancia de saber convivir sin importarnos las diferencias existentes entre unos y otros, de sabe compartir, de ayudar, de querernos… Para ello realizamos juegos grupales que enseñan a los niños buenos hábitos de convivencia como dar las gracias, pedir perdón o saludar y despedirse.
Continuamos la semana involucrando a las familias en las actividades planificadas: dimos a los padres una paloma de la Paz para que decoraran en casa con sus hijos y escribieran un mensaje. Después, con ellas hicimos un mural en el centro.
El día 30 celebramos en nuestra escuela una fiesta especial. Todos los niños y también las educadoras, vinieron vestidos de color blanco y decoramos el centro con globos blanco y decoramos el centro con globos blancos simbolizando palomas. En el patio se realizó una actividad en gran grupo, en la que cada aula decoró una paloma dibujada en papel continuo utilizando una técnica diferente: unos usaron esponjas, otros pinturillas, otros pusieron manos de colores…
Durante la fiesta salimos al patio exterior para colocar entre todos una gran paloma de poliespan decorada por los niños y educadoras y que sujetamos con globos blancos llenos de helio, para que tanto las familias como el resto de vecinos del barrio pudieran verlas. “¡La paloma vuela!”, decían los pequeños.
Ha sido una experiencia muy positiva y ahora sólo queda continuar trabajando para que nuestros pequeños participen en la construcción de una sociedad mejor, llena de paz y buenos sentimientos.